Donde se resume la experiencia de formar parte de un grupo de amigos que hicieron una película


Primavera de 2013, un día tranquilo, normal, suena el teléfono. Al otro lado, Luís Vallecillo (del que ya hablé aquí en alguna otra ocasión) paisano y amigo, con el que he compartido muy buenos momentos, aunque intermitentes porque sus habituales hazañas inquietas no siempre han coincidido con las mías. Total, que me dice que junto a unos amigos están haciendo una película, y que necesitan más gente, que si quiero participar. Sin dudarlo, lo digo que, por supuesto. Lo noto al otro lado del teléfono algo dubitativo, quizás pensado que le digo que sí, por amistad, por compromiso. No no, me encantaría, le digo sincero.

Un rato después recibo el guión por email, lo leí y la verdad es que me gustó bastante, pero independientemente de eso, hubiera participado igual. Al cabo de pocos días participo en la reunión donde se va a establecer el plan de rodaje, me presentan y me cuentan el embrión del proyecto, varios matrimonios que se reunían semanalmente para ver una película, uno de los cuales Luis les cuenta que hace bastantes años rodó un corto, y surge la idea de hacer una película. Poco después, con ideas sobre un posible guión aportado por varios de ellos, Luis da forma al guión al que llama, por el hecho de haber partido de varias ideas inicialmente inconexas: Collage. En esa reunión, consensuamos horarios y tiempos porque algunos trabajamos, otros estudian, otros están (pre)jubilados, y se decide rodar los domingos fundamentalmente.

Unos días después me citan para mi primer día de rodaje, evidentemente nunca había participado en un rodaje, ni idea, claro. Sí, soy aficionado a la fotografía, y tengo cámara de vídeo como mucha gente para grabar eventos familiares, vacaciones y tal, pero ni idea de rodar una película. Así que me presenté con mi cámara de vídeo, otros dos componentes del grupo también traían cámaras, de la misma calidad que la mía (o sea, una cámara de video «normalita» y de varios años de edad, nada de HD, sólo de calidad DV) por lo que tenemos tres cámaras para grabar desde distintos ángulos (a veces dos por avería de una de ellas). Y así empezamos a grabar entre risas, dudas de si era o no así en el guión, de si primero habla uno u otro, etc. etc. y sin un euro. Esta semana próxima, por fin, ya terminada, se hará pública en una proyección semi-privada.

Más allá de la película en sí, del rodaje, del posterior trabajo de montaje, del resultado y demás del que hablaremos en un weblog de la película que estamos preparando y que ya publicitaré cuando esté terminado, quería reflejar aquí eso, mi experiencia personal. Porque desde el primer día, de esa reunión a la que hacía referencia, me encantó el ambiente que se respiraba, gente sana, abierta, amable, un espíritu de ayudarnos, divertirnos y colaborar que en pocos grupos he vivido, de los muchos en que he participado en mi vida. Gente de distinta edad, sexo, ocupaciones, ideas, todos con el objetivo común de sacar adelante un proyecto que hemos llevado a cabo porque nos daba la gana, porque nos apetecía, porque queríamos divertirnos. Nos importa poco si luego la película gusta más o menos, que nos pongan calificativos poco halagüeños por haberla hecho, si la gente entiende o no determinadas cosas de la peli, etc. personalmente he disfrutado tanto en todas las etapas de la experiencia, que difícilmente nadie que no haya vivido algo similar podrá entenderlo. Y eso tenía que contarlo aquí. Esta experiencia ha sido de lo mejor que ha pasado en mi vida en estos años 2013-2014, experiencia que una vez más tengo que agradecer a Luis por haberse acordado de mí aquella primavera de 2013.

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