Donde se relata una historia llena de sentido que sucedió en el referido lugar

20120424-004939.jpg


Hace unos días me sucedió algo curioso, un amigo que vive fuera y con el que hacia unos meses que no departía, me trajo en coche hasta casa después de un agradable rato de conversación en un bar en las afueras de mi pueblo. Al bajarme, desde el mismo coche le indiqué cual era mi casa que él no conocía y se fijó en algo de lo que yo no me había percatado: justo en el escalón de mi puerta (escalón de piedra muy antiguo) había florecido una planta, como se puede ver en la foto.

¡Qué bonito! me dijo, a lo que respondí: sí que lo es, sí. Hazle una foto antes que alguien lo arranque, continuó, aunque sé que no serás tú el que la arranque… a lo que asentí (a ambas cosas). Como era un poco tarde decidí hacer la foto al día siguiente con mas luz. Esa estampa me produjo un par de reflexiones:

  • La primera es el hecho de no haberme percatado de la planta que había nacido en el escalon. Entro y salgo de la casa un par de veces al día como mínimo, concluí que seguramente fue debido a las prisas, ese continuo correr de nuestra vida cotidiana que hace que no nos paremos a contemplar los pequeños detalles de lo que nos rodea, y que tan importantes son aunque no le demos importancia.
  • La segunda es mas metafórica. Sobre como surgió la belleza de la planta y su flor, la vida, de algo tan inerte en ese sentido como una piedra. De como surge además espontáneamente, de manera silvestre, de como la belleza y la vida se abren paso cualesquiera que sean los obstáculos que se interpongan.
  • Y eso me llevó a la tercera, sobre lo convencional, sobre como muchas personas que contemplaran la estampa pensarían que había que arrancar la pequeña planta y su flor de su espontánea ubicación. No estaba en una maceta, ni en un arriate, ni en el lugar donde tienen que estar las plantas… si no se ajusta a las normas establecidas, hay que castigarla. Como ocurre con miles de cosas que hacen que nuestro mundo esté tan encasillado, lo que no es «políticamente correcto», lo que se sale del tiesto (nunca mejor dicho) ha de ser desterrado… y así nos va… Preferimos someternos a las normas sin ponerlas en cuestión, sin plantearse si es lo adecuado o no. No nos enseñan a pensar, nos enseñan a aceptar lo establecido, a seguir los caminos marcados, no interesa que nos cuestionemos las cosas, que seamos libres, en fin.

A la mañana siguiente cuando salía para el trabajo hice la foto que aparece arriba, aunque no me gustó mucho como quedó por la luz, y pensé hacer otra mejor por la tarde cuando regresara a casa. Eso hice cuando volví del trabajo, pero como mi amigo vaticinó, muy a nuestro pesar, la que obtuve fue esta otra:

20120424-005059.jpg

P.D. En otro orden de cosas, releyendo la entrada, me doy cuenta de una reflexión que hace tiempo me hago: ¿porqué en esta maravillosa tierra nuestra, siempre que quedamos con alguien es en un bar y no, al menos esporádicamente, en un parque, o una casa de la Cultura…? Lo dejo ahí para una nueva entrada en otro momento

2 comentarios en “El escalón de mi puerta

  1. Creo, amigo Pedro Luis, que en lo que se refiere a las citas en el bar, una razón poderosa puede ser la cultura. Los bares han sido -y siguen siendo, puede que ahora en menor medida- un lugar de encuentro haciendo las veces, bastante bien hecho, de clubs sociales donde se comparten penas y alegrías, chismes y sentencias. Y, ya sabemos, la influencia en nuestras vidas de las costumbres milenarias -ancestrales- es enorme.
    Por otra parte, me encantan tus reflexiones sobre la flor de tu puerta, ¡la pobre!
    Luis

Me encantaría que comentaras algo...

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.